En mi oído el silencio
De un sonido desorbitado
Siento como en monarquía
Llego al escalón primario
Se que es insondable
La marejada al destiño
Que marcan fuertes abrazos
Y luego irritan a gritos
Tan esmerilado y caramelo
La boca de besos tibios
Tambien macilenta escapa
De mi el ritual exiguo
Los dias de guerra atados
Como amables desabrios
Una paradoja guarnecida
Una explicación mal entendida
Astuto, atento
Compartiendo amanecer con lo cuitado, desairoso
Que holgado se deja llevar por la brisa
De este mundo transformado
Que pocos lidian honrorosos
Conocido ya el refocilero
Que convence a esta gentil moza
Interpretada, tal vez de educada
Pues los petulantes momentos
Que va juzgando el clero
Entre los numerosos recuerdos
Ornamentales revestidos
Echaron al olvido.
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